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Edo Kobayashi, el hombre que creó Rokai, Emilia y Aiko

En 2013, Edo López, originario de Tijuana, decidió cambiar el rumbo de su vida para dedicarse a la industria restaurantera, sin ninguna experiencia previa. Su gusto por la cocina, sus raíces japonesas y la amistad con figuras del ámbito gastronómico, como Eduardo García y su esposa Gabriela, de Máximo Bistrot, lo impulsaron a construir su sueño. Así creó el Grupo Edo Kobayashi (nombre con el que ahora también se le conoce a él), en la Ciudad de México, tomando el apellido de su abuelo, quien migró de Japón a México tras la Segunda Guerra Mundial.

El exitoso proyecto gastronómico es un reflejo de su amor por la cultura nipona y su ambición por hacer las cosas bien. Actualmente, tiene 22 establecimientos en distintas ciudades de México y el mundo, con diferentes conceptos que, sin embargo, se integran a la filosofía japonesa del omotenashi, que alude al genuino interés por el bienestar del otro, transmitido a través del servicio, la calidad y la atención a los detalles. “Tenemos exigencias todos los días. No se trata de mí ni de un chef, se trata de todos. La unión hace la fuerza. Esto ha sido posible gracias a todas las personas que conforman el grupo”.

Su primer restaurante, Rokai, nació en la colonia Cuauhtémoc, a unas cuadras de la embajada de Japón. La zona también es conocida como “Little Tokyo”, gracias a los comercios y locales nipones que se han desarrollado en ella, y actualmente alberga otros negocios del Grupo Edo Kobayashi, como Le Tachinomi Desu, Hiyoko, Tokio Music Bar y Emilia. “Nos arraigamos en Little Tokyo porque aquí es donde empezó todo. Y queremos que cada vez más gente de la industria quiera abrir lugares aquí. Queremos crecer como comunidad”.

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Foto: Guillermo Kahlo Photo

Edo procura brindar a sus comensales una experiencia original y auténtica. “Nosotros llegamos en un momento en donde la gente ya estaba un poco más viajada. La clase media alta o alta ya conoce mejor Japón. Hay más intercambios, hay más empresas. Hay dos vuelos diarios que salen de la Ciudad de México a Japón y van llenos”. Sin embargo, importar cultura gastronómica japonesa a México conlleva un reto:

“SIGUE SIENDO DIFÍCIL PENETRAR EN EL MERCADO MEXICANO. TODAVÍA HAY A QUIENES LES GUSTAN LOS CHILES TOREADOS, EL QUESO CREMA O EL RIBEYE EN LUGARES JAPONESES. Y ESTÁ BIEN. ES ALGO QUE SE INVENTÓ EN MÉXICO Y YO LO RESPETO MUCHÍSIMO. ES DE APLAUDIRSE PORQUE LLEGARON HACE 30 O 40 AÑOS Y TRATARON DE ENAMORAR A LA GENTE Y ESO FUE LO QUE HICIERON PARA LOGRARLO”.

El compromiso del Grupo Edo Kobayashi es con la calidad y la excelencia en todo lo que hacen. “La comida japonesa se distingue por el proceso de elaboración que es muy artesanal. Todo tiene una forma muy específica de hacerse, desde como se corta un pescado hasta como se limpian los utensilios de trabajo”. Cada semana, importan de Japón productos frescos para elaborar sus platillos, incluso si esto implica que no siempre tengan un menú fijo.

Además de enfocarse en comida japonesa, el Grupo Edo Kobayashi utiliza la experiencia, pasión y filosofía que los caracterizan para incursionar en otros tipos de cocina. Por ejemplo, su más reciente apertura: Aiko, una pizzería ubicada en el corazón de Polanco. Su éxito es inminente y tienen planes de seguir expandiéndose: “Si en algún momento alguien dice que estamos a nivel global, pues qué bueno, pero nosotros no nos consideramos ahí todavía, seguimos en constante perfeccionamiento”.

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Foto: Guillermo Kahlo Photo

De acuerdo con Edo, la clave para el crecimiento está en observar y aprender. Lo que él hace es salir y conocer, desde una taquería hasta un restaurante francés, pues le sirve para entender qué hace bueno un lugar, cómo debe ser el servicio, la presentación, etc. Tomando en cuenta desde los platos y vasos, hasta la forma en la que se sirve el vino. Además, confiesa que él y su equipo ponen mucho esfuerzo en el ambiente que ofrecen a los comensales: “El lugar tiene que tener algo romántico de fondo. Si no hay romance y no hay inspiración, no funcionan las cosas”, asegura.

edokobayashi.com

Texto por: Mónica Díaz

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