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Una conversación con Alfonso Herrera

Alfonso Herrera es un hombre a quien (probablemente) todos en este país conocemos, pero cuyo trabajo nos es urgente redescubrir. Aquellos roles que iniciaran su carrera parecen pertenecer a otra vida, a otro hombre. Una maravillosa línea divide a quien fuera Poncho Herrera, el adolescente de la televisión, de Alfonso Herrera, el actor.
Proyectos como El baile de los 41, la serie The Exorcist o la obra de teatro El paraíso de la invención, conforman una interesante vertical en su trabajo actoral.

Esta conversación fue un viaje inesperadamente profundo y liviano, que abrió distintos mundos para sembrar nuevas perspectivas.

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Platícame acerca de tus últimos proyectos, El baile de los 41 y El paraíso de la invención.

El baile se estrenó en noviembre. Esa película me emociona porque me dio la oportunidad de trabajar con David Pablos (Las elegidas) a quien admiro mucho y quien, desde mi perspectiva, uno de los directores más talentosos que tenemos en México. Con esta película tratamos de recrear imágenes de un hecho histórico al cual metieron en un baúl y le pusieron llave; se mitificó, ridiculizó y hasta caricaturizó. Abrir ese baúl es intentar armar imágenes más reales y aterrizadas.

El paraíso de la invención es la obra de teatro que me agarró en medio de la pandemia, y me salvó la vida y la cabeza. Me dio seguridad mental, le dio un sentido a mis días. Poder despertarme, tener un ensayo, repasar líneas, conectarse con los compañeros, realizar un trabajo. Lorena Maza es una directora a quien admiro y le tengo mucha estima; Marina de Tavira no es solo una actriz maravillosa, también es una compañera de trabajo estupenda. Agradezco esa obra más allá del resultado o del ejercicio, agradezco que me hayan aventado el salvavidas.

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Como actores están acostumbrados a brincar de un proyecto a otro, de un personaje a otro. Llega un momento como la pandemia en que no hay personajes, no hay refugio. ¿Qué pasa en ese momento? Debe haber cierta pérdida de identidad al estar brincando de recreación en recreación con la cual te enfrentas en un momento así…

Va más allá de perder identidad. La actuación no deja de ser un trabajo al cual vas, ahí te pones la máscara, pero terminas y, pues, lo lógico e ideal es quitártela, eso es lo que intuyo que hacemos cuando lo hacemos

de manera correcta. No te voy a negar que hay cosas que de pronto te quedas del personaje, y en casa te das cuenta de que lo tienes que exorcizar. Hace tiempo hice una obra dirigida por Bruno Bichir y recuerdo decirle: “Es increíble, siete veces a la semana estoy matando a una persona en ficción; de alguna forma eso te raspa, de alguna forma te afecta”. A mí me afectó, era muy extraño porque el consciente lo acomoda, pero al inconsciente ¿cómo se lo explicas?

En pandemia, creo que lo que falta tiene que ver menos con los personajes y más con lo que pasa en el set. Estando en el set me siento pleno, feliz, parte de una familia. Aunque estás brincando de una a otra (familia) es un espacio cómodo de colaboración, y cuando eso se pierde, se pierde una parte de ti, es como estar manco, algo deja de funcionar como “debiera”. Pero los proyectos comienzan a burbujear otra vez y eso me da un sentido de esperanza. La obra que hicimos vía Teatrix es un grito de que el arte tiene que seguir, el teatro tiene que seguir, sea cual sea la circunstancia o contexto en el que nos encontremos.

¡Por el bien de quienes estamos encerrados en casa, también! Hasta aquellos raros que somos “malos para la pantalla” o preferimos otras formas de distracción, nos hemos vuelto sus asiduos visitantes. Hay cierta (y tal vez hasta preocupante) necesidad de seguir viviendo y sintiendo, aunque sea a través de la ficción.

¡Es eso! Estamos devorando contenidos, y llegará el momento cuando hayamos devorado (casi) todo, es ahora cuando más estamos ávidos de contenido, no solo de recibir historias, sino de recibirlas de formas diferentes.

El paraíso de la invención está escrita por Isabela Coppel, nacida en 1990. Es joven, muy joven. Me sorprendió. ¿Puedes contarme un poco sobre la obra?

A grandes rasgos es la pelea entre un padre y una madre por la patria potestad de una niña, quien se encuentra en una situación muy dolorosa. Conforme avanza la historia vas conociendo los dolores de la madre, del padre, y los aún más profundos dolores de la hija. Cuando todo esto sale a relucir, ella decide refugiarse en un lugar llamado “El paraíso de la invención”. Ese lugar es la creatividad, el arte, los libros, todo aquello a lo que nosotros (en la pandemia) hemos tenido que acceder. Ese paraíso al cual los actores tocamos la puerta e intentamos acceder para después poder compartir, los escritores tienen que hacerlo para crear mundos imaginarios.

El personaje del padre es quien le inculca esta sapiencia, este gusto por acceder a los libros y la creación. No quisiera decir más, pero conforme te adentras en la historia, vas conociendo los vicios de los personajes, te vas dando cuenta de lo importante que es hacer las paces con el pasado, con las personas a tu alrededor. La parte visual también es maravillosa, fue creada por Víctor Zapatero con pocos elementos, muy básicos. Espacios, luz, texto, actores y ya. Hablando de Isabella Coppel, ella es una dramaturga muy joven y esta –su primera puesta en escena– es maravillosa, le auguro una carrera larga y exitosa.

¿Disfrutas más hacer cine o teatro?

Trabajar. Hoy, más que nunca. Cine, teatro, televisión, me doy cuenta de que lo importante es hacer esa familia, ser parte de esa comunidad. Te puedo decir que yo disfruté hacer la película El baile de los 41 enormemente, y hacer El paraíso de la invención, también; me lanzaron un salvavidas. Antes daba por sentado ir a un set, sentarme y esperar a que me llamaran. Ahora hay muchísimos pasos a seguir, filtros, pruebas –antes, durante, después– de las filmaciones o puestas en escena. Antes, todo era más libre. Cuando esa libertad regrese a nosotros, intuyo que vamos a poder apreciarla mucho más.

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¿Cómo se vive el estrenar película en una pandemia? Las oportunidades de exhibirla se reducen, las formas para hacer promoción, el acompañarla, también.

Trato de verlo como algo importante y necesario. Me da ilusión que esta película pueda ver la luz, que pueda proyectarse en una pantalla. Hay muchas películas que por cantidad de razones se quedan enlatadas. Que la película salga, ya es un triunfo, con pandemia o sin pandemia.

Y por otro lado, la industria tiene que seguir. Es una industria de la cual comen muchísimas familias, tanto por la parte de producción, como por la de distribución, la de exhibidores. Y además todo lo que conforma y rodea la cadena de empleos que detona el estreno de una película. Celebro porque significa que la industria se está moviendo; hay familias que tendrán tranquilidad a raíz de este estreno. Obviamente, se tiene que hacer con todas les medidas de seguridad, y precauciones correspondientes.

¿Te relacionas de forma distinta con los personajes que desarrollas si lo haces para una serie o para una película?

Ambos universos utilizan ya lenguajes y recursos muy similares, pero a veces lo que puede llegar a haber en una serie es menos tiempo, ya que el arco es más pronunciado, eso da menos tiempo para planificar. En una serie puedes hacer hasta nueve páginas por día versus las tres páginas que (probablemente) harías en una película, eso da tiempo de ir poquito a poquito.

¿Qué disfrutas más?

Te voy a ser muy honesto: me gustan mucho las series, las disfruto mucho. El arco es más amplio, puedes experimentar más cosas, el viaje es aún más largo. Eso no quita que disfrute mucho el cine, pero ya estás hablando de universos muy similares, con lenguajes muy similares. Disfruto mucho hacer un proyecto largo en el cual puedes estar cinco meses filmando y explorando a un personaje, versus las siete semanas que tendrías en una película. Es maravilloso y hay historias maravillosas, pero si me hubieras dicho que hiciera una serie sobre El baile de los 41 te hubiera dicho: ¡Por supuesto! Y habríamos tenido tiempo para hablar acerca de lo que ocurrió antes y después.

¿Hay algún proyecto que añores, que te haya dejado con ganas de seguir o al cual quisieras regresar?


Muchos. Me quedé con muchas ganas de una tercera temporada de El exorcista. Jeremy, creador de la serie, nos había contado que estaban hablando de llevar la siguiente temporada a otro espacio, fuera de Estados Unidos. Ya sabíamos algo del arco, de cómo podría ocurrir. Me hubiera encantado continuar con eso.

Por otro lado, hay muchas ocasiones en las que ves tu trabajo y dices: ¡Ay, mejor lo hubiera hecho así o eso lo pude haber mejorado! Esas cosas.

¿Algún proyecto que te hubiera gustado evitar?

Siempre hay…Eso no se puede compartir. [Risas]. Aunque te puedo decir que he tenido experiencias que no han sido del todo agradables, por supuesto.

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¡No te creo! Todos tenemos proyectos que nos hubiera gustado evitar. Y no necesariamente eso tiene que ver con la calidad del proyecto; puede ser por una emoción que haya desatado, una experiencia que hayamos vivido, por nuestro desempeño, etc.

¡Por supuesto! Pero no, hay que ser respetuosos del trabajo. Aunque sí te puedo decir que, independientemente del resultado, el viaje de cada proyecto es maravilloso, convivir en el set es la razón de ser de nuestro trabajo.

Hay una charla que tuvo Pep Guardiola con un director español (Trueba), en la que hablan sobre las similitudes entre fútbol y cine: Trueba le cuenta a Guardiola una anécdota de Bertolucci en la cual lo cuestionan (hasta desmotivan) sobre la realización de un proyecto. Bertolucci responde diciendo que tomar una taza de café en el set, ver la vida en el set, es lo que lo motiva a seguir trabajando. Yo podría decir lo mismo, es el viaje lo que vale la pena.

¿Hacer El paraíso de la invención –obra que habla sobre el amor, la familia y la pareja– en un momento tan complicado cambia tu propio concepto de familia, de pareja, de amor o abre alguna dimensión que no habías explorado?

Es una obra muy dolorosa, que explora cicatrices muy profundas de los personajes. Desde el punto de vista de Alfonso, espectador, pienso: “No quisiera meterme en una situación de esas”. Tener hijos no involucra solamente darles la educación adecuada, sino el procurarlos. Hay que enseñarles que puedes estar ahí con ellos. Y eso es más valioso que muchas lecciones de otro tipo. De lejos lo veo y digo: “¡Uff, nunca quisiera que mi familia tuviera que pasar por una situación de esas características!”.

¿Porque habla de una separación?

No, no únicamente por eso. Se habla de temas más profundos y complejos, salen fantasmas tremendos en esa historia.

¿Qué es lo que sí te mueve de esa historia? Después de haberla sido, vivido, construido ¿a dónde te lleva y que abre en ti?

La resiliencia que tienen los niños. La que tenemos todos los seres humanos quienes, dentro de este proceso que estamos viviendo, en algún momento hemos sido niños. A veces clasificamos a los niños como personas que no saben, y que por la poca experiencia que tienen no entienden del mundo, pero los niños son mucho más sabios de lo que creemos y tienen una capacidad de adaptación brutal.

Era increíble ver, en la ficción, un paralelismo entre el encierro y lo que esa niña estaba viviendo, y lo que todos estamos viviendo. Con toda la distancia que existe, yo veía a mi hijo, quien lleva un encierro de casi 230 días, y es increíble la resiliencia que tiene.

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Son niños, eso no significa que no tengan una intuición mucho más afinada que la nuestra. Nosotros, conforme pasa el tiempo, la vamos adulterando y le vamos poniendo filtros, miedos, capas que distorsionan la realidad. Los niños ven el mundo como es, sin filtros, así lo experimentan.

Esta sección suele hablar de viajes, y aunque es extraño abordar el tema en este momento (dado a lo que estamos viviendo), hablar de ello puede abrir la esperanza…

Sí, es extraño, este espacio puede convertirse en algo que sea… añorar viajar o la añoranza de alguna vez haber viajado.

Definitivamente añoramos el haber viajado. Pasar de poder movernos todo el tiempo a estar obligados a un mismo lugar, es un ejercicio bastante complejo.

Te voy a decir algo: cuando estaba haciendo la obra de teatro, tuvimos mes y medio de ensayos por Zoom, al principio era rarísimo, pero no quedó de otra más que agarrarle el gusto. No había opción. Pero una vez que pudimos ir al teatro, llegaba ahí y sentía que había ido al aeropuerto, que había hecho un viaje trasatlántico, cuando era un simple ir de mi casa al teatro.

QUICK TRAVEL GUIDE

¿Hay alguna película o libro que te guste “llevar” de viaje?
Sí, El Padrino (película) y El laberinto de la soledad (libro).

¿Tienes una playa preferida?
Holbox.

¿Ciudad preferida?
Madrid.

¿Cuál consideras el país ideal para recorrer por completo?
México: la península de Yucatán, Baja California, el Golfo, el Pacífico; las playas y gastronomías entre un lugar y otro son universos completamente distintos.

¿Tu último viaje pre-confinamiento?
Estaba en Madrid haciendo una serie. Salí a tiempo de España, antes de que cerraran fronteras.

Entrevista por: Fernanda Aragonés
Fotos por: Esteban Calderón