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Un festival es como su nombre lo indica: una razón de fiesta en la cual debemos celebrar lo creado y pensado en algún periodo determinado, y así con ello celebrar, recordando y reconociendo la calidad que lo hace sui generis, y por ello, difundirlo y compartirlo con alegría.
Careyes, pequeño y exclusivo enclave, localizado dentro de la Costa Alegre en el Estado de Jalisco, es un lugar fantástico en México, dando a las costas del Pacífico -que por cierto no es tan pacífico, pero si muy bello- el cual nos permite gozar un lugar paradisiaco con un toque y refinamiento muy especial.
Fui invitado a asistir a la cuarta edición de este festival, en el cual se convoca a ver cine, a oír música, a apreciar manifestaciones modernas de arte y a presenciar la exposición de nuevos valores tanto emergentes como consagrados de la pintura y de las artes.
Fueron unos días de ensueño, empezando con una estupenda cena de apertura en el restaurante El Cocodrilo Azul, donde emplazado a la orilla del mar, sobre una bahía de pescadores y en un ambiente de gran refinamiento, se podía ver el fulgor de las estrellas y de una impresionante luna llena.
Los días siguientes pudimos pensar y reflexionar con muestras cinematográficas proyectadas en la plaza de los Caballeros del Sol, donde se presentaron las películas “Hombres y Caballos”, Kumiko, con una cadencia similar a las obras de Hurakami, y de nuestro México “Los insólitos peces gato” de Claudia Sainte-Luce. El estupendo corto del ya reconocido Nicolás Echeverría dio una explicativa interesante de este proyecto “Eco de la Montaña”, ambas cintas dignas de aplauso, seguidos por Una llamada “Neverland” de Manuel Camacho Bustillo, “La casa triste” de Sofía Carrillo, “Electrodoméstico” de Eric de Luna, “El Fin de la existencia de las Cosas” de Dalia Huerta, “Marea” de Nicolás Rojas Sánchez, “Tierra Seca” de Ricardo Torres Castro, (todas ellas mexicanas) al igual que “Tiempos Súper modernos” en coproducción México–España. Cerrando con broche de oro se presentó ¡Que Viva México!, coproducción mexicano-rusa-norteamericana de Serguei Eisenstein, en donde se rememora exquisitamente ese entrañable México de los años de 1930.
Fundación Jumex de Arte Contemporáneo curó y apoyó las manifestaciones pictóricas e instalaciones que en las salas del lugar se expusieron, con una larga lista de artistas donde destacan la fotógrafa portuguesa Paula Matos Gil, Rodolfo Choperena de Careyes, Aldo Chaparro, Lake Veréa, Mónica Escutia, Oswaldo Ruiz y muchos más, con apoyo de prestigiadas galerías como Enrique Guerrero, OMR, Arróniz y Proyecto Paralelo.
Entre estas funciones a la orilla del mar, en la playa llamada Negritos, rodeada y enmarcada de una exuberante vegetación, la casa Tommy Hilfiger dio una alegre comilona donde la estupenda música y el viento hacían un bello vaivén de coloridas telas en bella Rapsodia.
Este festival dio gala a la belleza de nuestro amado país y a la competencia con calidad universal que ofrece nuestro prestigiado México.
