Como un secreto sin intenciones de ser descubierto, el Jules Speakeasy Basement Bar es aquel impenetrable recinto que se encuentra al final de un restaurante común y corriente, dentro de un refrigerador aún más común y que se abre paso después de una serie de escaleras que dividen la ciudad del bar menos usual de Polanco.
A pesar de mantenerse en el anonimato, situándose al fondo de un restaurante totalmente mexicano que bien podría pasar por familiar; la curiosidad, el sigilo y la rapidez del habla mexicana se han encargado de otorgarle un status casi ilegal entre un selecto circulo social.
Cómo desde el inicio decidieron catalogarlo, los Speakeasy son recintos que distribuían alcohol en la época de la prohibición estadounidense, se mantenían en secreto y sólo de voz en voz se conocían. A diferencia de los locales prohibidos y clandestinos de los que se hablaba bajo éste término, este concepto de distribuidor del silencio tiene más detalles que sólo la distribución cuasi-ilegal en mente.
Todo gira en torno al deleite estético de la sociedad de oyentes que sólo a través de una mención en la lista de invitados cruzan por el refrigerador. Para aquellos destacados que logran pisar las escaleras electrodomésticas, el diseño del interior de éste no se puede describir mas que con asombro.
Mediante un contraste inquietante entre el blanco y negro, una decoración perfectamente geométrica y completamente surreal, la presencia de cráneos gigantes que observan a los invitados desde el fondo de las mesas son sólo parte del diseño de este lugar que lo hace digno de recordar.
Además del deleite visual que es este lugar, la magna carta de bebidas que van desde desarrolladas hasta complicadamente exóticas, se presentan de manera rimbombante como aditamento fundamental para el concepto de Jules.
Con nombres como “La primera palabra” y combinaciones con Gin Escoces, Drambuie, pepino, jugo de limón, jarabe de rosas y agua tónica – La falda escocesa – la alineación de creativos bartenders ofrecen más de veinte cocteles poco comunes – sino es que únicos – en la ciudad.
Por si esta variedad no fuera suficiente, existe la posibilidad de crear mezclas propias con ingredientes que tú decidas y de la manera que tú quieras.
Para terminar de personalizar la experiencia de este acogedor lugar, de vez en cuando se organizan lo que llaman Cocktail Sessions, en los que a través de un tema en específico como por ejemplo, la serie Mad Men y el contexto del alcohol en los 60s, recrean cocteles de la época.
Se habla sobre los distintos destilados y se ambienta para que un reducido grupo de diez aspirantes asistan y se involucren en un brindis fuera de lo normal.
Definitivamente Juls Basement Speakeasy Bar es un lugar que dará de que hablar, es recomendable dedicarle una noche entera al refrigerador y prepararse para una experiencia un tanto excéntrica y totalmente distinta.
Julio Verne 93
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